Los principales atractivos de Villa del Rey, se constituyen alrededor de su patrimonio arquitectónico eclesiástico; sus calles de blancas fachadas, dinteles de granito y "poyatas" de pizarra son igualmente dignos de visitar y conocer, todos ellos integrados en la riqueza natural que supone nuestra Dehesa.

Villa del Rey cuenta con una dehesa boyal cuyo monte, por su antigüedad es una reliquia, que alberga y alimenta guante la invernada a una significativa población de grulla común. Acogiendo también en su pequeñas lagunas tenqueras poblaciones de patos y limícolas cada año menores, por la poca consideración de los cazadores, que progresivamente contribuyen a hacer desaparecer la caza que antes era abundante. No es por ello extraño que es su término se estén constituyendo "Reservas de caza" que protejan a la fauna de actuaciones desconsideradas.

Si valiosa son sus dehesas, no lo son menos sus llanos, hoy en máximo peligro por el abandono de la agricultura para especies tan valiosas y maltratadas como la avutarda y otras esteparias como la ganga, la ortega o el sisón…

Ese tesoro que los habitantes del pueblo a veces no sabemos valorar y conservar, lo envidian personas de las grandes ciudades que soñarían con un atardecer en la "Torre de Belvís" viendo parar las grullas hacia la interminable llanura.

Otoño y primavera son las estaciones más favorables, que muestran los campos de este pueblo en su máxima belleza; y es el verano la estación del despertar ante el bullicio de los emigrantes que regresan.